16 poemas de Alejandra Pizarnik (la última escritora maldita)

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 15 min.

Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) desarrolló una obra muy particular, enfocada en la muerte, el lenguaje y la búsqueda de identidad, en donde los poemas se convierten en breves espacios de reflexión.

Lo autobiográfico de su escritura la ha hecho trascender como una "poeta maldita", pues sus textos expresan el profundo desasosiego que sintió durante toda su existencia, signada por la depresión y el deseo de morir. Por medio del lenguaje, logró convertir el dolor en creación.

Sólo un nombre

alejandra alejandra
debajo estoy yo
alejandra

La búsqueda de identidad fue una constante en la vida de Alejandra Pizarnik. Al ser hija de inmigrantes judíos-ucranianos y crecer en Argentina, se sintió constantemente debatida por su condición de extranjera. Además, la compleja relación que tuvo con su madre y hermana la hacía sentir excluida del círculo familiar.

De esta manera, decidió indagar sobre la pregunta ¿quién soy? en su poesía, donde el lenguaje se convirtió en su principal herramienta. A través de su obra, planteó la capacidad de las palabras de crear realidad.

En este poema, que en apariencia parece tan simple y sencillo, escribe su nombre para tratar de afirmar su presencia. ¿La definición de sí misma parte con su nombre? ¿algo que no eligió y le fue dado?

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explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

En estos versos se puede ver el estilo que caracterizó a la escritora, que siempre buscó la brevedad y la precisión, en una poética en la que predominó el minimalismo.

Aquí, se encuentra presente la imposibilidad de comunicar ciertos sentimientos a través de las palabras. Hace referencia a sus continuos deseos de morir. Se siente incomprendida ante los demás y busca, a través del lenguaje, lograr expresar aquella sensación que la embarga desde pequeña, esas ansias por alcanzar la muerte que vislumbra como una liberación.

La figura del barco funciona como un símbolo de su angustia, que la aleja del mundo de los demás y la traslada a una realidad paralela de la que quiere escapar, pero no sabe cómo.

La última inocencia

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!

En general, la muerte es parte importante del imaginario poético de Pizarnik, ya que la mayoría de su familia murió durante la Segunda Guerra Mundial, debido a su origen judío.

Además, la autora padeció depresión y en este poema hace alusión a la idea del suicidio. Hace referencia a lo juzgada que se siente por el mundo ("piedras opresoras/ que duermen en la garganta) y al sinsentido de la vida ("no más inercia anonadada"). Por ello, morir significaría una liberación de la angustia y el sufrimiento. En la última línea, se dirige a sí misma para dar el paso definitivo con la frase "arremete, ¡viajera!".

Este texto fue publicado en 1956. 16 años después, en 1972, la escritora se suicidó con una sobredosis de pastillas para dormir.

Silencio

silencio
yo me uno al silencio
yo me he unido al silencio
y me dejo hacer
me dejo beber
me dejo decir

Uno de sus grandes temas fue el silencio, visto como una fuerza enorme que es capaz de consumir al ser humano. Debido a sus problemas de tartamudeo y seguridad, desde niña le fue más fácil expresarse por medio de la palabra escrita y la literatura se convirtió en su refugio.

Así, trabajó poemas breves, al estilo de los haikús japoneses, en los que cada palabra cobra muchísima relevancia y donde es el lector quien debe extraer el significado.

La noche

Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí,
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la conciencia con sus estrellas.
Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.
Tal vez la noche es nada
y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.
Pero la noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella ha de arrojar odio a nuestras miradas
Sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.
Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y grita que algo se fue para siempre
Alguna vez volveremos a ser

Aunque durante su vida fue una gran incomprendida, hoy es considerada una autora de culto, por lograr fusionar el surrealismo y lo concreto en textos en que exploró la infancia, el lenguaje y la muerte.

La noche es otro de los espacios que suelen ser trabajados en la obra de esta poeta. En estos versos, se utiliza como metáfora la oscuridad que siempre inunda sus pensamientos, porque aunque cree que "las palabras sean lo único que existe", el sentimiento de abandono y miseria la ronda incansablemente.

Cold hand blues

y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo

"Cold hand blues" se refiere al lenguaje como aquello que permite resguardar a la hablante de su miedo. A través de las palabras, es capaz de hacer frente a sus inseguridades, angustias y temores. Su poesía es un arma para reinventarse a sí misma y crear un mundo en que puede ser quien quiera.

El despertar

a León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay mounstros
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Còmo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

En 1955 los problemas de ansiedad y autoestima de la escritora aumentaron, por lo que comenzó una terapia con el psicoanalista León Ostrov, a quien le dedica este poema. El psicoanálisis no sólo le sirvió en su vida personal, sino que enriqueció su obra, ya que le permitió indagar en los estados inconscientes y en la expresión subjetiva de sentimientos.

Este poema es uno de los más recordados de la autora. Es uno de los más largos y sigue un ritmo libre, en que la hablante parece mostrar todas sus emociones.

Como si fuese un rezo, se dirige a Dios, pidiéndole guía. Comienza haciendo alusión a una jaula, como se refería de manera metafórica a su vida. Luego de la terapia, logró entender la raíz de sus frustraciones, por lo que ya no se sentía prisionera.

No obstante, el miedo a existir la sigue persiguiendo, por lo que esta "vida liberada" se vuela. A sus escasos veinte años, siente que "todo continuará igual" y, utilizando imágenes surrealistas, explica cómo lo único que desea es la muerte.

Los ojos abiertos

Alguien mide sollozando
la extensión del alba.
Alguien apuñala la almohada
en busca de su imposible
lugar de reposo.

Aquí, la autora alude a la imposibilidad del descanso cuando alguien se encuentra sumido en la tristeza. Una de las principales características de la depresión, es la incapacidad de conciliar el sueño y dormir como corresponde.

Por tanto, la hablante alude a ese momento en que ya se ha hecho de día, y aún no ha logrado desconectarse de la realidad y los fantasmas que la afligen.

La palabra que sana

Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.

En este poema, Pizarnik vuelve a la reflexión sobre el lenguaje. Una de las primeras cosas que destaca es la capacidad de las palabras de crear realidad, pero también el poder subjetivo que poseen, pues "cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa".

De esta manera, alude al carácter connotativo de cada enunciado, especialmente en la poesía, donde algo tan simple como el mar puede funcionar como una metáfora que viene a significar otra cosa.

Propósito de año nuevo

Que este año me sea dado vivir en mí y no fantasear ni ser otras, que me sea dado ponerme buena y no buscar lo imposible sino la magia y extrañeza de este mundo que habito. Que me sean dados los deseos de vivir y conocer el mundo. Que me sea dado el interesarme por este mundo.

"Propósito de año nuevo" no es exactamente un poema, sino que una entrada en su diario de vida, fechada el 1 de enero de 1960. Una de las cosas más interesantes de Pizarnik, es que consideró su diario como parte de su obra, por lo que fue escrito con un afán literario.

Este es una de los textos más citados de la autora. Retomando lo autobiográfico, escribe su deseo para el año que comienza y pide poder estar sana psicológicamente, le pide al universo deseos de vivir.

Presencia

tu voz
en este no poder salirse las cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de fiebres
tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre

Aunque el amor no fue uno de los grandes temas de la autora, se encuentra presente en algunos poemas como este, donde se considera una posibilidad de salvación frente a la tristeza. No alude al amor romántico, sino que a todo tipo de afecto, ya que la poeta mantuvo una estrecha relación con su padre y tuvo grandes amistades como la del escritor argentino Julio Cortázar.

Amantes

una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío

Dentro de su obra, hay muestras de lo erótico, como se puede ver en "Amantes". Se ha discutido bastante sobre la sexualidad de Pizarnik, ya que algunos afirman su homosexualidad, mientras que otros declaran que era bisexual. Sea como sea, en estos versos alude a su placer, ya que se vislumbra como una flor que se abre ante el contacto con el otro.

El corazón de lo que existe

no me entregues
tristísima medianoche,
al impuro mediodía blanco

En estos cortos y simples versos expresa la ansiedad y desesperación que siente alguien que no tiene ganas de enfrentarse al siguiente día. Una persona que pasó toda la noche en vela, porque es incapaz de conciliar el sueño, debido a su angustia.

Encuentro

Alguien entra en el silencio y me abandona.
Ahora la soledad no está sola.
Tú hablas como la noche.
Te anuncias como la sed.

Alejandra Pizarnik tiene una visión bastante sombría sobre la existencia, pues observa la vida como un camino que sólo trae dolor y desesperanza. El amor, que muchas veces puede verse en la literatura como una luz de esperanza, se convierte aquí en un motivo que expande la sensación de soledad.

En esta noche en este mundo

A Martha Isabel Moia

en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerta
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la re-surrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve

¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

Este poema se lo dedicó a su pareja, Martha Isabel Moia, con quien convivió algún tiempo antes de su suicidio. "En esta noche en este mundo" cuestiona la veracidad del lenguaje. Si bien, al comienzo de su obra había visto la escritura como una salvación, ahora duda de su poder.

Define las palabras como simples recreaciones de un mundo que no hace sentido. Se pregunta "si digo agua ¿beberé? / si digo pan ¿comeré?". Por tanto, lo único real de su existencia es el silencio, ninguna palabra podrá salvarla del vacío.

Fiesta

He desplegado mi orfandad
sobre la mesa, como un mapa.
Dibujé el itinerario
hacia mi lugar al viento.
Los que llegan no me encuentran.
Los que espero no existen.

Y he bebido licores furiosos
para transmutar los rostros
en un ángel, en vasos vacíos.

En la obra de Pizarnik se puede observar la desesperanza ante la vida. La poeta se siente sola, huérfana en un mundo que recorre en busca de sustento. Sin embargo, ni las amistades, ni la relaciones, ni la escritura logran entregarle algo de tranquilidad a su alma.

Hay una búsqueda constante por alcanzar ese más allá que le otorgue sentido a una vida que la hablante parece acarrear con desgano.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.