Kandinsky y el arte abstracto: 11 obras esenciales

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 13 min.

Wassily Kandinsky (Rusia, 1866 - 1944) fue un destacado pintor, docente y teórico, además de ser reconocido como el padre del arte abstracto. La relación entre colores y sonidos fue la piedra angular de sus ideas artísticas. Por ello, utilizó el color como instrumento para la creación de ritmo y melodía en el cuadro.

De esta manera, decidió emanciparse de la naturaleza y abandonó el aspecto figurativo para dar paso a un lenguaje cromático. Así, la explosión de colores generaba, como en la música, cadencias, ritmos, contrastes y armonías.

A continuación, se realiza un recorrido por algunas de sus obras más importantes a lo largo de su carrera artística, donde se puede ir apreciando el cambio que lo llevó desde el realismo hacia la abstracción.

1. Pareja a caballo

Pareja a caballo (1906) de Wassily Kandinsky
Galería Lenbachhaus, Munich, Alemania

A los 30 años, Kandinsky decidió abandonar su seguridad como abogado y dedicarse al arte. Por esto, en 1896 se trasladó a vivir a Munich para estudiar. Fue una época de mucho aprendizaje, donde intercambió ideas y generó vínculos que resultaron clave para su obra. De este periodo de descubrimiento, corresponde esta pintura de 1906, en la que trabajó el tema legendario y romántico.

Hace referencia a Moscú, fuente de inspiración en sus creaciones tempranas. Se puede observar la representación folclórica de su país, con personajes vestidos de manera tradicional que parecieran formar parte de un cuento. Atrás, se puede ver la ciudad con sus cúpulas y luces reflejadas en el río.

Aunque aquí todavía hay figuración, es un estilo que deviene del neoimpresionismo, donde priman las sensaciones y emociones del pintor con respecto al paisaje. La técnica que utilizó, haciendo uso de pequeñas manchas de color basada en el puntillismo, crea el efecto de piedras preciosas, con una atmósfera irreal que domina la escena.

2. Estudio para la composición II

Estudio para la composición II (1910) - Wassily Kandinsky
Museo Guggenheim, Nueva York, Estados Unidos

Kandinsky relató dos hechos que lo llevaron a abandonar su vida en Rusia. El primero fue el cuadro Montón de heno de Monet que vio en una exposición sobre impresionismo en Moscú y, el segundo, la ópera Lohengrin de Wagner. Esta música causó una impresión muy fuerte, pues declaró que "podía ver todos aquellos colores en mi mente, desfilaban ante mis ojos. Salvajes, maravillosas líneas que se dibujaban ante mí". Esta capacidad sinestésica, permitió que su obra pudiera romper con los parámetros establecidos y enfocarse principalmente en el color.

En 1910, el artista presentó este cuadro en una exposición de "La nueva asociación de artistas de Munich" de la que formaba parte. Aunque aún se pueden distinguir grupos de figuras, casas, un paisaje y un jinete, se encuentran en un estado de disolución que anticipa su salto a la abstracción. De esta manera, forma parte de su periodo de transición en el que sus mayores influencias eran el postimpresionista Paul Cézanne y el fauvista Henri Matisse.

Lamentablemente, fue muy mal recibida por la crítica y el círculo artístico del periodo. Se llegó a decir que era la obra de un loco o de alguien bajo los efectos de alguna droga.

3. Sin título (primera acuarela abstracta)

Sin título (primera acuarela abstracta) 1913 Wassily Kandinsky
Centro Pompidou, París, Francia

Esta pintura fechada en 1910 fue considerada durante muchos años la primera obra abstracta en la historia del arte. Sin embargo, en 1986 se dieron a conocer los cuadros de la artista sueca Hilma af Klint, que ya había explorado con la representación abstracta desde 1906.

Kandinsky llegó a la abstracción a través de un proceso racional, en el que poco a poco las manchas y las líneas fueron cobrando fuerza dentro de la composición. Decidió desvincularse de la realidad e indagar en el influjo psicológico que poseen los colores sobre las personas, pues al igual que los sonidos, provocan sensaciones y emociones en el espectador.

En 1911 publicó De lo espiritual en el arte, libro en el que desarrolló su teoría artística, donde relacionaba la pintura con la música. Tal como una sinfonía provoca una impresión espiritual en el oyente, el arte podía lograrlo a través del uso del color, que en sus propias palabras "es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El color es la tecla. El ojo es el martillo templador. El alma es un piano con muchas cuerdas. El artista es la mano que, mediante una tecla determinada, hace vibrar el alma humana".

Asimismo, afirmaba que el arte era el único medio que hacía posible sobrellevar un mundo lleno de contradicciones y absurdos. Creía fervientemente en la caída de la época materialista que daría paso al reino de lo inmaterial, donde lo más adecuado era la pintura abstracta.

4. Cuadro con borde blanco

Cuadro con borde blanco (1913) Wassily Kandinsky
Museo Guggenheim, Nueva York, Estados Unidos

Junto a otros artistas, Kandinsky conformó un grupo llamado El jinete azul. El nombre derivaba de una imagen realizada por él mismo para el almanaque que se lanzó en diciembre de 1911, junto a una exposición de sus miembros. De esta manera, inauguraron un nuevo arte en que primaba la interioridad de su creador.

No se trataba sólo de pintura, ya que la revista contaba con artículos sobre música moderna, composición escénica y literatura. Su idea era hacer un llamado a la renovación espiritual en todos los sectores del arte y la cultura. Aunque el movimiento tuvo una corta vida, ya que se acabó en 1914, fue un gran paso para abrir las puertas hacia otras miradas.

En este cuadro de 1913, se centra en la leyenda de San Jorge, un tema que repetirá durante toda su producción. Desde la Edad Media, este santo de la Iglesia Católica ha sido un ícono. Sus hazañas han pasado a formar parte del imaginario colectivo y es una importante figura dentro del cristianismo, así como en la tradición islámica. Se cuenta que fue un soldado romano que liberó a un pueblo de un malvado dragón.

De esta manera, el artista toma como símbolo la lucha del mártir contra la terrible criatura, para representar la victoria de lo espiritual sobre la ideología materialista. Al centro de la pintura, se puede ver una silueta que carga una lanza blanca que viene a atacar el caos del mundo.

5. Composición VI

Composición VI (1913) - Wassily Kandinsky
Museo Hermitage, San Petersburgo, Rusia

Para el artista, su obra se dividía en tres categorías: impresiones, improvisaciones y composiciones. Las impresiones eran aquellas que aún guardaban relación con la realidad, mientras que las improvisaciones eran las que reproducían sus emociones instantáneas. Por su parte, las composiciones eran los cuadros para los que se preparaba con trabajos preliminares, tenían un tema claro y eran de grandes proporciones.

Aunque en la teoría de Kandinsky el color ocupa un lugar central, reflexionó sobre sus peligros. En sus escritos afirmó "si nos contentamos únicamente con la combinación de color puro y forma libre, crearíamos obras cuyo aspecto sería igual que el de la ornamentación geométrica, por decirlo de una forma burda, similares a una corbata o una alfombra. La belleza del color y la forma no es meta suficiente para el arte".

Así, aunque entendía el arte como una expresión libre y personal, siempre subyacía una intención. Al fijarse en los colores, este cuadro trabaja algunos de sus temas más oscuros, como la idea del Juicio Final y el Apocalipsis. Por ello, las formas asemejan la idea de que el final se acerca, para llevar al hombre hacia el cambio espiritual.

En esta pintura de 1913 se encuentran presentes algunos de sus símbolos clásicos, un bote con remeros, que esconde en casi todos sus cuadros de este periodo, pues representan la lucha del hombre frente a la adversidad de la vida. Aquí se puede ver en la esquina inferior izquierda, una especie de medialuna atravesada por líneas.

6. Composición VII

Composición VII (1915) - Wassily Kandinsky
Galería Estatal Tretjakov, Moscú, Rusia

Esta es la obra cumbre de su periodo en Munich, ya que recoge todo lo que había expuesto hasta el momento sobre arte. En 1913, antes de hacerla, preparó 15 variantes en dibujos, acuarelas y grabados. La versión final la realizó en sólo 3 días y se convirtió en uno de sus cuadros más grandes hasta esa fecha, de 2x3 metros.

Se puede ver cómo imágenes sencillas alternan con otras más complicadas, generando intensos contrastes cromáticos. Se aprecia por completo el concepto de sinfonía que planteaba Kandinsky. Formas y colores fluyen con total libertad en el espacio del cuadro, como fiel representación de los antagonismos propios del ser humano. Para el artista "nuestra armonía es una lucha de tonos" constante que intentó plasmar a través de su pintura.

7. Composición VIII

Composición VIII (1923) Wassily Kandinsky
Museo Guggenheim, Nueva York, Estados Unidos

Tras su estadía en Munich, Kandisnky regresó durante un tiempo a Moscú. En sus cuadros se comenzó a notar una inclinación hacia lo geométrico, determinado por el ambiente en el que triunfaba el Constructivismo y Suprematismo, movimientos que le daban prioridad a las formas puras.

Durante su estadía en Rusia, se dedicó a la pedagogía y a la reforma de museos. Sin embargo, debido a la situación política, en 1922 abandonó su país y se dirigió a Alemania para formar parte de la prestigiosa escuela de arte, arquitectura, diseño y artesanía, la Bauhaus en Weimar. Fundada en 1919, buscaba la unión entre el uso práctico y la estética. De hecho, fue la base para profesiones como diseño industrial y gráfico.

En este lugar tuvo total libertad para desarrollar sus planes de estudio y métodos de enseñanza que habían sido censurados por los bolcheviques. Por ello, pudo enfocarse en la teoría cromática y añadió la "psicología de la forma".

"Composición VIII" (1923) es uno de los cuadros más importantes de este periodo, en el que confluyen las influencias de sus años en Rusia junto a lo aprendido en la Bauhaus. Aquí se puede notar un "vocabulario geométrico", compuesto por círculos, triángulos, líneas rectas y curvas.

8. Amarillo, rojo y azul

Amarillo, rojo y azul Kandinsky
Centro Pompidou, París, Francia

Este cuadro de 1925 se asemeja a sus Composiciones en cuanto a tamaño y significación. La mitad izquierda es clara y ligera con un predominio de lo gráfico y las líneas rectas, mientras el lado derecho es más oscuro y caótico.

Con esta pintura regresó a su visión cósmica del arte. Para Kandinsky, el universo se encontraba lleno de resonancias secretas y el arte era el encargado de descifrar ese lenguaje. Entonces, el artista crea su obra siguiendo una necesidad interior. En sus palabras: "cada obra nace exactamente como nació el cosmos, mediante una sucesión de catástrofes".

En lugar de objetos, los colores funcionan como actores con una fuerza expresiva arrolladora. Para el pintor, el rojo significaba la fuerza, el azul la calma y el amarillo la renovación. De este modo, la obra se convierte en un objeto vivo en el que proliferan manchas y formas de manera libre con el objetivo de que "el espectador se pasee por el cuadro, obligándolo a disolverse en él, absorto y ensimismado".

9. Algunos círculos

Algunos círculos (1926) - Wassily Kandinsky
Museo Guggenheim, Nueva York, Estados Unidos

"Algunos círculos" (1926) corresponde a la época en que publicó su segundo libro sobre teoría artística, Punto y línea con referencia al plano. Es una etapa más formal, en la que se concentró en su labor como docente. Debido a esto, exploró formas que parecen más sobrias y rígidas, pero que siguen jugando con su ideal del cuadro como una expresión que genere un efecto en el espectador gracias al uso del color.

10. Azul celeste

Azul celeste (1940) Wasiily Kandinsky
Centro Pompidou, París, Francia

En 1944 la Bauhaus fue clausurada por el nazismo, por lo que Kandinsky se trasladó a vivir a París. Allí recibió una fría bienvenida, pues el arte abstracto no estaba bien considerado. Debido a esto, instaló un estudio en su propia casa y expuso en algunas presentaciones de arte moderno.

Este ambiente permitió el desarrollo de la última transformación en su lenguaje pictórico. Las formas geométricas dieron paso a polimorfos, que asemejan criaturas marinas, microorganismos y figuras embrionarias.

Así, su "mirada interior" consiste en "sentir el alma secreta de todas las cosas con el ojo desarmado, a través del microscopio o el telescopio. Esa mirada atraviesa la dura cáscara, la forma exterior para llegar al interior de las cosas y nos permite capturar, con todos nuestros sentidos, el palpitar interior de las mismas".

En este periodo también tuvo contacto con André Breton y el movimiento surrealista. Con estas influencias, su obra cedió más al juego, a tonalidades suaves y tuvo un acercamiento más profundo a su visión romántica-mística sobre el arte como una expresión interior.

11. Composición X

Composición X (1939) - Wassily Kandinsky
Centro de arte Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, Düsseldorf, Alemania

Esta pintura de 1939 fue una de las últimas de gran formato. En los años de guerra, debido a la escasez de material continuó pintando en cartones pequeños y gracias al apoyo de la galerista Jeanne Bucher, pudo exponer durante la ocupación nazi en Francia.

Aquí se conjugan todos sus influencias, estilos y teorías. Presenta un mundo fantástico en el que abundan los colores, las formas, el contraste y las figuras biomorfas en una sinfonía libre que no refleja para nada los difíciles momentos que se están viviendo a nivel político y social en Europa.

En su visión, el espíritu del hombre moderno se encontraba oprimido por la angustia existencial, por lo que la única salvación posible era a través del arte que reflejaba la voz interior del artista. Un arte nuevo y abstracto que permitía sentir cada obra.

Bibliografía

  • Bolaños, María. (2007). Interpretar el arte a través de las obras maestras y los artistas más universales. Contrapunto.
  • Dúchting, Hajo.(1999). Kandinsky. Taschen.
  • Holzwarth, Hans Werner y Taschen, Laszlo (Eds.). (2011). Arte Moderno. Una historia desde el impresionismo hasta nuestros días. Taschen.
  • Kandinsky, Wassily. (2008). De lo espiritual en el arte. Paidós.

Ver también

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.